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La detección precoz y la prevención de la anorexia nerviosa es clave para evitar que este trastorno alimentario progrese entre los jóvenes

2010-06-17

Según la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) y la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM).

Con la llegada del verano, llega la obsesión por adecuarse a los cánones de belleza establecidos por la sociedad y los jóvenes se convierten en los más afectados. Han bastado diez años para que las cifras sobre incidencia de anorexia en nuestro país se equiparen a las del resto de los países europeos, convirtiéndose así en la tercera enfermedad crónica (la primera es el asma, y la segunda la obesidad) más frecuente entre los adolescentes.

Según señala el profesor Luis Rojo, catedrático de Psiquiatría de la Universitat de Valencia y Jefe de Sección de Psiquiatría Infanto-Juvenil y de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Universitario La Fe de Valencia y miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), “la anorexia nerviosa en jóvenes de 10 a 19 años está en torno a 35 casos por 100.000 habitantes y año, y de bulimia nerviosa en unos 36/100.000 y año en jóvenes de 10 a 19 años. La bulimia nerviosa es un trastorno que aparece de manera más tardía, de manera que si se observan poblaciones de mayor edad esas tasas aumentan”. Para el Dr. Rojo, “la dieta es la puerta de entrada en los trastornos de la conducta alimentaria, tanto como factor de riesgo como síntoma inicial”.

“El estereotipo de belleza de nuestra cultura, significativamente delgado, es un gran facilitador para que se pongan en marcha comportamientos que suponen un riesgo claro de desarrollar un trastorno alimentario. Uno de ellos, es la realización de dietas. Se sabe que cuanto más intensa es la dieta que se realiza, mayor es el riesgo de que se produzca uno de estos trastornos. En la mayor o menor facilidad para que aparezcan estos fenómenos, influye la vulnerabilidad individual”, añade.

Según el profesor Jerónimo Saiz, Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, “la detección precoz y la prevención de la anorexia nerviosa es clave para evitar que este trastorno alimentario progrese entre los jóvenes. La detección precoz es importante en la medida que la respuesta al tratamiento es mejor cuando antes se intervenga”.

Por su parte, el profesor José Giner, Presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM), explica que “existen estudios socioculturales que han hecho hincapié en el papel de los factores culturales, como la promoción de la delgadez como figura ideal femenina en los países desarrollados, especialmente a través de los medios de comunicación”.

En este sentido, el profesor Julio Bobes, Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, explica que “los adolescentes son un colectivo muy sensible a los mensajes que llegan desde la sociedad, donde se asocian un aspecto físico ideal, con una imagen atractiva, de inteligencia y de éxito”. “Hay que informar a los jóvenes que existen distintos tipos de cuerpos y distintos pesos. Se debe de advertir del peligro de las dietas incontroladas”, añade el profesor Giner.

En este sentido, el Dr. Rojo explica que las campañas preventivas deben abandonar la idea de informar sobre estas patologías y sus graves consecuencias. “Los programas basados en proporcionar este tipo de información pueden ser contraproducentes. En la adolescencia son preferibles programas facilitadores del crecimiento personal, de la crítica contra los estímulos culturales y los medios que tienden a concretar en la corporalidad la base del éxito personal, alimentación idónea, elaboración de un concepto personal no restrictivo con capacidad para reconocer las peculiaridades y valores personales en términos positivos”.

Genética y factores psicológicos

La anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición. Se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado.

Según el doctor Rojo, “la edad de comienzo habitual está entre los 13-16 años. Mucho más frecuente entre chicas que entre chicos. Al ser tan reducidas en chicos las tasas de incidencia/prevalencia, resulta mucho más dificultoso disponer de estudios epidemiológicos por la extensión que debe tener una muestra para disponer de datos fiables. Los estudios siguen ofreciendo una proporción 9-10/1 chicas/chicos”.

Respectos a los factores que influyen, el Dr. Rojo explica que son tanto biológicos como psicológicos, familiares y socioculturales. “La genética influye, los factores psicológicos personales son también muy importantes, pues son los que hacen que en un individuo determinado los cambios corporales, la delgadez, se constituyan en un recurso para ganar sensación de seguridad, sensación de valor personal, y el recurso casi exclusivo, aunque equivocado y sin posibilidad de éxito, para sentirse bien”.

Según este experto, en la estructura psicológica son importantes las cualidades caracteriales (perfeccionismo, autoexigencia, muy baja consideración personal), en ocasiones influenciados por las experiencias personales o los modelos aprendidos en el ámbito familiar y social. “La cultura establece un contexto en el que la corporalización del yo (un cuerpo delgado se hace equivalente a valoración social y posibilita el éxito) es la norma. En las pacientes esta corporalización del yo alcanza su máxima expresión (yo soy algo y sólo puedo ser algo en la medida en que controlo mi cuerpo) con el añadido de una carencia de credibilidad en otras particularidades o cualidades personales que hacen imposible la vuelta atrás y mantienen el trastorno”.

“Los factores familiares, las rigideces, la excesiva valoración de todo lo concerniente a la imagen y al cuerpo, son un factor más que ayuda a que estos trastornos se manifiesten, pero en ningún caso se debe hacer gravitar todo el peso de la causalidad de una patología tan compleja en el comportamiento de la familia”, añade.

Abordaje multidisciplinar de la anorexia, una enfermedad mental

Según el Dr. Rojo, ”el abordaje de este trastorno debe ser casi siempre multidisciplinar. Es una enfermedad mental, de carácter grave, que genera carencias importantes en los sujetos, que desvía a las jóvenes que la padecen de sus objetivos vitales previos que muchas veces no pueden volverse a retomar”.

Asimismo, explica que en muchas ocasiones es en el centro escolar donde empiezan las sospechas, ya que en casa se mantienen más las formas o se disimulan las restricciones alimentarias con excusas. “El fenómeno más llamativo es, sin duda, la pérdida de peso, asociada a cambios de carácter, irritabilidad, aislamiento en casa y con respecto al círculo de amistades”, comenta.

La pérdida de peso tiene repercusiones notables no sólo sobre el estado físico sino sobre el funcionamiento psicológico. “Afectación del humor, irritabilidad, dificultad de concentración y atención, lentitud alimentaria, selección extraña de alimentos, obsesión con la comida, inadecuación social y aislamiento, son algunas de las repercusiones que puede tener una pérdida de peso sobre los individuos”. Este experto señala que, “tal vez es importante recordar que en estos trastornos, especialmente la anorexia nerviosa, no existe sensación de pérdida de control sino todo lo contrario, en la medida en que se rehúye la comida, más sensación de control y satisfacción se tiene”.

“Por eso mismo, no es fácil que la paciente por sí misma se percate del problema y acepte sin más una intervención, que considera con angustia dado el temor que se tiene al cambio corporal. Si es menor de edad, considero que el paso más responsable es poner el caso en manos del especialista en trastornos mentales y que él decida sobre las medidas que han de tomarse”, añade.

En cuanto a la orientación del tratamiento, el Dr. Rojo concluye señalando que “la debe tener un especialista, psiquiatra, que contará con el apoyo del psicólogo clínico y la ayuda del nutriólogo, endocrinólogo y otros especialistas médicos en caso necesario”.
 

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